viernes, 8 de septiembre de 2017

Parábola del trigo y la cizaña.

Alguna vez ha escuchado usted a alguien preguntar "Si Dios existe ¿por qué entonces hay tanto sufrimiento en el mundo? ¿Por qué la humanidad avanza tan rápido en tecnología y ciencia pero aun así no logra desterrar el hambre y la miseria sino que dichos males parecen nunca terminarse? ¿Acaso es esto lo que Dios tenía en mente para el mundo?"
Ante esta pregunta la respuesta de las escrituras es un rotundo NO. Dios no planeó un mundo tan desigual y violento. ¿Entonces por qué vemos que el mundo está tan mal?

En la parábola del trigo y el cizaña el Señor Jesucristo nos da una enseñanza que nos proporciona una respuesta a esta y otras interrogantes. A continuación la presentamos.
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron:
Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?
El les dijo: Un enemigo ha hecho esto.
Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?
El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. (Mateo 13:24-30)

Cuando Jesús estaba en la tierra a menudo relataba sus enseñanzas en forma de parábolas. Las parábolas son historias de la vida cotidiana que ocultan una verdad espiritual. Jesús adoptó este método para mostrar su doctrina a aquellos que verdaderamente estuvieran interesados en seguirle y ocultar su enseñanza a aquellos que solo se acercaban superficialmente. En este pasaje Jesús cuenta a sus discípulos la verdad oculta de la parábola dando la siguiente explicación. (Mateo 13:38-39)

  • El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre.
  • El campo es el mundo.
  • La buena semilla (trigo) son los hijos del reino.
  • La cizaña son los hijos del malo.
  • El enemigo que la sembró es el diablo
  • La siega es el fin del siglo.
  • Y los segadores son los ángeles.
Como podemos apreciar, la parábola nos enseña que el mundo es como un campo en el cual Dios sembró su buena semilla pero alguien más sembró en este campo la mala semilla. Entonces se nos plantea además la intromisión de la maldad en este mundo, de lo cual podemos deducir que hubo un tiempo en que el mundo no era como lo es hoy.



1. EN EL PRINCIPIO TODO LO QUE HABÍA EN EL MUNDO ERA BUENO.
La Biblia enseña que en el principio la creación de Dios era perfecta, no había dolor, ni guerras, ni angustia o miseria. La Biblia dice que Dios vio su creación y concluyó que todo era bueno. (Génesis 1:31)
Dios creó al primer hombre y a la primera mujer sobre la tierra y los puso en medio de un hermoso huerto. El hombre vivía en paz y disfrutaba de la presencia de Dios, que les trataba como hijos amados. ¿Entonces qué fue lo que sucedió? La Biblia declara que Dios tenía un enemigo, ese enemigo era Satanás el diablo.
El diablo había sido un hermoso ángel que vivía en el cielo resguardando el trono de Dios. En ese tiempo Satanás se llamaba Lucifer.

La vida era muy buena y agradable para él. Pero un día Lucifer tuvo un mal pensamiento en su corazón. Empezó a enojarse porque todos los ángeles adoraban a Dios. Lucifer sintió celos y envidia. Él también era hermoso y lleno de luz, así que pensó que él también debía ser adorado. Así fue como Lucifer empezó a tramar un plan para rebelarse, y pensó:

Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. (Isaías 14:13)

Ah, ¡Qué necedad la de Lucifer! Él se olvidaba de que era solo un ángel y no Dios. Aunque Dios había sido muy bueno con Lucifer, a él no le importó y se rebeló. Por tal motivo el Señor arrojó a Lucifer del cielo junto a algunos ángeles malvados que se unieron a él, y que a partir de ese momento se convirtieron en demonios. (Lea Ezequiel 28:17)


2. SATANAS INTRODUJO EL PECADO Y EL SUFRIMIENTO EN EL MUNDO.
Cuando el diablo vio que Dios había creado al hombre, y que éste vivía muy feliz en el huerto, sintió un gran deseo de vengarse de Dios y hacer que el hombre también se rebelara contra él. Satanás sembró su primera cizaña contra Dios y logró llevar a los hombres a rebelarse contra el creador. Como está escrito:

por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.
Romanos 3:23

Y ese fue el principio de nuestra tragedia. Cuando Adán y Eva pecaron en contra de Dios todo el mundo cayó bajo la maldición del pecado. Y desde aquel día el diablo ha usurpado la posesión de este mundo y lo ha trastornado.

¿Cómo reaccionó Dios ante esta sublevación?
Dios pudo habernos castigado enviándonos a la perdición eterna y sin oportunidad para el perdón, pero él no quiso actuar así. En lugar de eso nos dio un atisbo de esperanza. Dios confrontó a la serpiente antigua (al diablo) y le sentenció a ser vencida por la simiente bendita. (Génesis 3:15)

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. Esa advertencia significa que habría enemistad entre Satanás y la mujer caída, y además esta enemistad se trasladaría a la simiente de la mujer (su descendencia), y uno de la descendencia de Eva lograría enfrentar a Satanás con todas sus tentaciones y vencerlo. Ese alguien solo pudo ser nuestro Señor Jesucristo. ¡Jesucristo aplastaría a la serpiente!

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Gálatas 4:4-5
... Y a tu simiente, la cual es Cristo. Gálatas 3:16.

Esa es la razón por la cual él se convirtió en un ser humano, para poder lavar nuestra afrenta. Ahora todos aquellos que confiesan sus pecados y confían en él para salvación se convierten en Hijos de Dios. Como enseñan las escrituras en Juan 1:12.
Mas a todos los que le recibieron, (al Señor Jesús) a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.


3. EL CONFLICTO: TRIGO VS CIZAÑA.
Es aquí donde entra a escena esta parábola y se nos presenta el conflicto añejo entre los hijos de Dios contra los hijos de satanás. Conflicto que fue anunciado desde el principio de la humanidad.

Tenemos entonces la explicación del por qué existe tanto sufrimiento y dolor en el mundo. Satanás introdujo el pecado en este mundo a través de la humanidad. Seré más claro, a través de usted y de mí. Y el pecado que habita en nosotros es ese germen del mal que deambula en el mundo. Eso explica porque hay tanta acumulación de riquezas en tan pocas manos mientras tantos niños mueren de hambre. Es la codicia de los hombres que acumulan tesoros que no podrán llevar al más allá, tesoros que en el naufragio de la muerte les arrastrarán a lo profundo del infierno; porque en la abundancia de sus tesoros habitó también el egoísmo de sus miserables almas que prefieren ver morir al prójimo antes que desprenderse de una moneda. Esto explica también el aumento de la violencia en el mundo, la cual es llevada a cabo por hombres impíos y sin temor de Dios los cuales se han entregado al crimen, al odio, al desenfreno sexual, y a los asesinatos. 

 
Como está escrito:
también debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 2Timoteo 3:1-5.

  • LA COEXISTENCIA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA.
La parábola del trigo y la cizaña enseña entonces que por una parte Dios pone a sus hijos sobre la tierra para la predicación del evangelio pero por otra parte el diablo también tiene a sus hijos para oponerse al evangelio. Aquellos que promueven el vicio y la disipación. Aquellos que promueven el sexo promiscuo. Aquellos que sin temor de Dios se burlan de su existencia aunque por dentro sus conciencias les atestiguan y les condenan. Ambos grupos coexisten en el mundo: unos para promover la vida eterna y otros para arrastrar a las multitudes hacia el barranco de la perdición. ¡Qué diferentes son en esencia los unos de los otros! ¡Cuán diferentes sus frutos!

Muchas veces he escuchado a personas decir. "Bueno, ustedes los cristianos creen en Dios, pero nosotros también creemos en Dios. Ustedes de una manera y nosotros de otra, pero al final lo que debemos entender es que todas las religiones son esencialmente lo mismo. Todas las personas somos hijos de Dios"

Ante tal declaración la Biblia se pronuncia muy claramente con rotundo NO. La parábola presenta la realidad de que en este mundo NO TODOS LOS SERES HUMANOS SON HIJOS DE DIOS. Claramente se nota que algunos son hijos de Dios pero OTROS MÁS SON HIJOS DEL DIABLO. Como Jesús dijo a los judíos rebeldes.
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo y los deseos de vuestro padre queréis hacer". Juan 8:44.

Muchos se adjudican la posición de hijos de Dios pero no todos los son. Algunos viven engañados creyendo ser hijos de Dios. Personas que viven en sus delitos y pecados, andando de antro en antro, viviendo en la borrachera, hablando blasfemias, codiciando y amando los desenfrenos de este mundo antes que a Dios, pero que se creen salvos porque una vez hicieron la oración del pecador. Cuán terriblemente perdidos y engañados están. Como está escrito:
No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21-23).

También es importante señalar que a primera vista todas las religiones parecen ser buenas, pero al igual que el trigo y la cizaña, la apariencia es solo superficial. Al principio la cizaña se parece tanto al trigo que es muy difícil distinguirlos pero cuando el trigo madura la diferencia es abismal. El trigo es bueno y produce su fruto rico y abundante, pero la cizaña aunque también produce grano, es dañino, provoca mareos, náuseas y aun un poco de su harina es amarga y desagradable. Así también las religiones: en principio parecen ser todas buenas, pero su fin es camino de muerte; todas ellas están erradas y conducen al infierno. Solo Jesucristo es el único camino al Padre. Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)

  • ¿CUANDO SERÁ ARRANCADA LA CIZAÑA? ¿Por qué Dios no acaba con el mal ahora mismo?
En el relato de la parábola vemos que los siervos del dueño del campo querían arrancar la cizaña, pero el dueño no lo permitió porque no quería que al arrancar la cizaña también se arrancara el trigo. De igual manera Dios no ha traído su juicio a este mundo, porque espera que aun muchas personas se arrepientan y crean en su Hijo Jesucristo. Si Dios trajera su juicio hoy muchos quedarían fuera de su perdón. Por este motivo usted necesita arrepentirse y creer en el Señor Jesucristo, antes de que la paciencia de Dios se agote y entonces traiga su juicio a esta tierra.


Pero a su debido tiempo Jesucristo el Hijo de Dios volverá a esta tierra y su Padre dará la orden de arrancar de la tierra a todos aquellos que le den la espalda y prefieran vivir en sus pecados.
De tal manera que asi como los siervos recogen la cizaña y la queman en la hoguera, así también Dios enviará a sus ángeles para quitar de la tierra a los malvados y echarlos en el horno del fuego eterno. Ahi permanecerán en una eterna aflicción y espanto. Como está escrito: Ahí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 13:40).





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